Para nuestros estudiantes

El increíble viaje de las plantas

Pues bien, las plantas han sido muy olvidadas, nadie les presta atención, nadie las estudia, ni siquiera tenemos una idea aproximada de cuántas existen, cómo funcionan o cuáles son sus características. Y, no obstante, sin ellas a los animales nos resultaría imposible vivir. 

A pesar de que las plantas no pueden desplazarse durante el curso de su vida individual, a medida que avanzan las generaciones son capaces de conquistar los territorios más remotos, las zonas más inhóspitas y las regiones más hostiles a la vida, haciendo gala de una perseverancia y una capacidad de adaptación que a menudo se me antojan envidiables.

Las plantas son radicalmente distintas de los animales. Su cuerpo, su arquitectura y sus estrategias son, con frecuencia, diametralmente opuestos a los de los animales. Los animales tienen un centro de mando; las plantas son multicéntricas. Los animales tienen órganos simples o dobles; las plantas tienen órganos difusos. Los animales son individuos (en el sentido de indivisibles); las plantas no, se asemejan más bien a una colonia. Resumiendo: podríamos decir que los animales hacen hincapié en lo singular y las plantas en lo plural. 

Cuando hablamos de migración, deberíamos estudiar las plantas para entender que se trata de un fenómeno imparable. Generación tras generación, mediante esporas, semillas o cualquier otro sistema, los vegetales se desplazan y avanzan por el mundo a la conquista de nuevos espacios. Los helechos liberan cantidades astronómicas de esporas que el viento puede transportar durante años y años a lo largo de miles de kilómetros. El número y la variedad de los instrumentos con los que las semillas se difunden por el entorno son dignos de asombro. Parece como si, durante el curso de la evolución, se hubiesen explorado todas las posibilidades y cada una de ellas hubiera encontrado una especie dispuesta a hacerla suya.

Así pues, tenemos semillas que se dispersan con el viento o rodando por el suelo o sirviéndose, bien de los animales en general, bien de grupos específicos, como las hormigas, las aves o los mamíferos. Algunas se difunden gracias a que los animales las ingieren, otras se adhieren a su pelaje, otras aún se dispersan por el agua, o por simple caída de la planta, o por efecto del balanceo de la planta madre, o sirviéndose de mecanismos de propulsión, o por desecación del fruto, o por hidratación de este, entre otros. Todos los años se descubren estrategias distintas y altamente refinadas mediante las cuales las plantas maximizan las probabilidades de que sus semillas germinen. Esta variedad de medios, procedimientos y sistemas da fe del incontenible impulso de difusión de la vida que ha llevado a las plantas a colonizar todos los hábitats posibles de la Tierra.

La historia de esta expansión inexorable resulta desconocida para la mayoría de las personas. En el siguiente libro recomendado, Stefano Mancuso explica, entre otras, las historias de cómo las plantas han convencido a los animales para que las trasladasen de un punto a otro del mundo, de cómo algunas necesitan a ciertos animales para defenderse, de cómo han conseguido crecer en lugares inaccesibles y aislados, de cómo han resistido a la bomba atómica y el desastre de Chernóbil, de cómo han logrado introducir la vida en suelos estériles, de cómo han viajado a través de la historia o de cómo han navegado alrededor del globo. Stefano nos cuenta historias que hablan de plantas pioneras, fugitivas, supervivientes, combatientes, eremitas y señoras del tiempo.

Una pequeña parte del fascinante mundo de las plantas compartido por el autor de este maravilloso libro nos lo cuenta aquí:

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